…Y hace tiempo vi en esa web el broche que os muestro en la imagen de este artículo (y un montón más), todos tan preciosos que decidí averiguar de dónde surgía la idea de capturar la imagen del ojo de una persona y cuál era su propósito. Estéticamente es una belleza por sí mismo, pero tenía ganas de escudriñar hasta que di con la historia en varios artículos de Internet.
Su nombre es “Lover’s eyes” y se dice que durante los siglos XVIII y XIX, los amantes pertenecientes a la realeza Británica y Europea acostumbraban a intercambiarse de forma clandestina pequeñas piezas con pinturas de un sólo ojo de la persona amada. Por su parte, parece ser que de igual forma, familias enteras encargaban las miniaturas como muestra de los lazos familiares que las unían. Las piezas varían en tamaño, color y forma; podía tratarse de medallones, anillos, dijes, broches, pastilleros, cajas para mondadientes, tazas de té, entre otras curiosidades.
Los expertos consideran que hay menos de 1.000 “Lover’s eyes” en existencia actualmente.
Y como a mí me encanta lo que sugiere y simboliza esta singular pieza, he decidido uno de mis próximos retos: crear mis pequeños “Lover’s eyes” con unas conchas que he guardado especialmente para ese propósito.
En la imagen podrán apreciar el ejemplar elaborado por la artista Tabitha Vevers.
¡Pronto os muestro cómo van quedando!
Si quieren saber la historia detrás de estas pequeñas obras de arte, echen un vistazo a este artículo (en inglés) de Salon.com.
“Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.”
